¡Hola a todos! Hoy quiero hablar de un tema que me lleva rondando la cabeza últimamente: ¿cómo decidimos qué tecnologías usamos en el aula? Y no me refiero solo a si es mejor una pizarra digital o un proyector, sino a algo más profundo: la ecuación riesgo-beneficio.
Como docentes, siempre buscamos las mejores herramientas para nuestros alumnos. Pero, ¿nos paramos a pensar en los posibles riesgos que conlleva cada tecnología? ¿Sopesamos si el beneficio educativo compensa esos riesgos?
Para que lo veáis más claro, os pongo un ejemplo de mi día a día como profe de FP. Imaginad que quiero enseñar a mis alumnos a podar. La herramienta ideal es la motosierra, ¿verdad? Pero, ¡ojo! Una motosierra tiene riesgos evidentes: cortes, amputaciones… Además, su impacto medioambiental es considerable.
Entonces, ¿qué hago? ¿Renuncio a la motosierra y uso solo sierras manuales? Pues no. En este caso, la motosierra es la herramienta más eficaz, aunque tenga sus riesgos. Lo importante es ser consciente de esos riesgos, formar a los alumnos en su uso, implementar medidas de seguridad y establecer protocolos claros de uso.
Con la tecnología digital pasa algo parecido. A veces, los riesgos y costes no son tan evidentes. No nos damos cuenta del impacto que tiene usar una app educativa, por ejemplo. ¿Sabíais que usar 1000 tokens (entre 650 y 750 palabras en castellano) en GPT 3.5 consume 1,46 Wh (asar un pollo en un horno eficiente consume 2,5 Wh) y usa 2,9 ml de agua potable? ¿O que algunas empresas, como Wix, recopilan datos de uso de sus programas «gratuitos» para venderlos a terceros?
No estoy diciendo que demonizamos la tecnología digital. ¡Ni mucho menos! Pero sí creo que debemos reflexionar sobre su uso en el aula.
- ¿Qué riesgos tiene esta herramienta? (privacidad, seguridad, impacto ambiental…)
- ¿Qué beneficios aporta a mis alumnos? ¿Son realmente significativos?
- ¿Existen alternativas más seguras o éticas?
- ¿Cómo puedo minimizar los riesgos y maximizar los beneficios?
En definitiva, se trata de tomar el control y decidir conscientemente qué tecnologías entran en nuestras aulas. Y vosotros, ¿qué opináis? ¿Os habéis planteado alguna vez la ecuación riesgo-beneficio? ¡Contadme vuestras experiencias en los comentarios!